domingo, 8 de enero de 2012

Mi locura.

-Te he echado de menos, ¿sabes?
Me siento como un bobo, ¿qué puedo decir? ¿Cómo puedo saberlo? Y además,¿ será verdad? ¿Por qué me dice esto? ¿Por qué? ¿Y yo? Yo no sé qué decir. Querría quedarme callado,pero me sale un simple...
-¿Sí?
-En serio.
Sonríe. Después me desabrocha la camisa y baja un poco más. Y sigue tranquila, sin prisas pero decidida, segura, aún más segura, si es que recuerdo bien cómo la dejé.
-Ven, sal...
Casi me empuja fuera del coche y se ríe divertida por que ha empezado a llover. Se levanta la camiseta y se quita el sujetador, quedándose con el pecho desnudo. Se deja acariciar por el agua y después por mí, que resbalo con la lengua por sus pezones mojados. Con manos seguras me desabrocha el cinturón,me desabrocha los pantalones dejando que caigan, mete la mano dentro y me susurra al oído:
-Aquí está... Hola... Cuánto tiempo...
Lanzada como no lo había sido nunca. Al menos, conmigo. Después me besa en el pecho mientras el agua del cielo sigue cayendo. Y Babi resbala hacia abajo, dejándose llevar por esas gotas hasta encontrarlo. Y yo me relajo, así llevado por el ron, por la lluvía que cae del cielo, por ella caída tan bajo. Y me gusta. Y lo hace bien. Me gusta un montón y sufro casi al admitirlo. Ahora mojado, del todo y por todos lados, raptado por su boca que me chupa, casi con rabia, me dejo llevar. Todo ese tiempo pasado, ese dolor sufrido... Esa mujer perdida... Levanto la cabeza al cielo. Las gotas de lluvia se ven de repente, acariciadas por ese haz de luz lejana. Querría hacer lo mismo que Battisti...<< Pero le he dicho que no y ahora vuelvo a ti con mis miserias, con las esperanzas nacidas muertas que ya no tengo el valor de insuflar de vida...>> Y en cambio, me quedo. Y ella sigue así. sin parar, más deprisa, con su boca ávida de todo lo que es mío. Después se separa, se levanta, me embiste, me tira al suelo y yo me dejo caer. Me tumbo a su lado bajo la lluvia. Y sube encima de mí y se levanta la falda y debajo no lleva nada. Mojada por todas partes, me aparta las manos y está encima de mí. Empieza a cabalgarme. El agua cae. Me agarro con las manos al suelo. La cabeza me da vueltas, he bebido demasiado, ella desde arriba sonríe, disfruta y me mira, deseosa, sensial, lanzada. Y yo toco la tierra mojada, la hierba, y la aprieto, y por un instante no querría estar allí. Pero ¿cómo...? ¿Y esa sonrisa suya tan querida? ¿acaso no has vuelto para esto? Y de repente, un relámpago. Sin luz. Como un pájaro nocturno, un batir de alas, fragoroso en su delicadeza. Su voz. 
- ¿Me llamarás luego?
-Si, quizá te llame.
-Nada de quizá. ¡Hablamos luego! ¡Y llámame sin la elle!
Y yo, repentinamente lúcido, intento escapar de debajo de ella. Pero Babi me agarra con más fuerza, me mantiene quieto, se mueve arriba y abajo, casi con rabia, sigue su carrera con aún más ímpetu, no, no me deja escapar. Casi arrastrada por ese deseo mío de huír, me cabalga y goza, sin darme respiro, ni tregua, ni reposo. Más, más y más. Se aparta sólo en el último momento, cuando me corro. Y satisfecha, contenta, ya saciada, se derrumba sobre mí. Se abandona así, dejando allí en cualquier sitio, por el suelo, a dos pobres inocentes, Mi semen y mi culpa. Después me da un beso suave, que no sé a qué sabe. Sólo sé que me siento aún más culpable. Y me sonríe, bajo la lluvia, más lanzada que nunca, más mujer que entonces. Espejo deforme de lo que tanto he amado.



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