Hoy, como cada día desde que entraste en mi habitación y en mi vida, te espero. Con el reloj de cara a la pared, y el miedo devorándome por dentro. Y me entran las prisas cuando me despiertas en medio de la noche, rompiendo el silencio con un simple “he vuelto”. Me faltan manos, me falta tiempo, me falta el aliento… y a ti te sobra ropa. Te la arranco como una loca. Muerta de sed, busco tus labios en la oscuridad y me enredo entre tus brazos, tratando de establecer el máximo contacto… pero me sabe a poco. Por mucho que te toco.
- Siempre me haces el amor como si fuera la última vez.
… Y literalmente.
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