domingo, 29 de enero de 2012

Mi estrella.

Entonces, te colaste en mi vida. Y un soplo de aire fresco me elevó hasta la superficie etérea sobre la que estoy flotando. No hay nubes que sepan a algodón de azúcar, pero en este cielo compartido todo es igualmente dulce, contigo. Desde aquí se observa el mundo desde otra perspectiva, y no estamos sujetos a las leyes de la gravedad y de la física. Porque la noche llega cuando hacemos el amor, el sol sale cuando tú sonríes, y las estrellas… bueno, sólo hay una. Y permanece siempre a mi lado.



No hay comentarios:

Publicar un comentario