Él no es perfecto. Tú tampoco lo eres, y los dos nunca sereis perfecto. Pero si puede hacerte reír al menos una vez, te hace pensar dos veces y admite y perdona tus errores... entonces aferrate a él y dale lo máximo que puedas dar. No te va a citar poesía, no estará pensando en ti en cada momento. No le hagas daño, no lo cambies, y no esperes más de lo que él pueda dar. No analices. Sonríe cuando te haga feliz, grita cuando te vuelva loca, y échale de menos cuando no esté ahí.
Porque los hombres perfectos no existen, pero siempre habrá un hombre perfecto para tí.
Y ese eres tú...
No hay comentarios:
Publicar un comentario