domingo, 5 de febrero de 2012

Tengo muchas ganas de ti.

Te tumbarás, es mejor, pero tendrás que doblar la espalda un poco, arquear el cuerpo y levantar la pelvis. Si me dejas, te cogeré por los tobillos y te separaré las piernas hasta que digas basta. Pero aguanta un poco antes de decirlo. Cuanto más aguantes menos podrás aguantar después. Es verdad que es cuestión de belleza.Por eso, te pido que me permitas abrirte las piernas hasta donde sea posible, mirarte de cerca y desde abajo, acercarme y llenarme de origen para buscar la dignidad de un final. A ratos abrirás los ojos, y otras los mantendrás cerrados imaginando el detalle de lupa que mis labios pretenden y mis ojos buscan. Con la espalda doblada todo parecerá un interrogante. De ahí partiremos en nuestro camino hacia la exclamación. Hasta el cierre del paréntesis. Recuerda esto, porque mi intención es que cuando acabe -que cuando acabes-, primero te estires hasta el grado convulsión, para después doblarte en un acto de defensa propia, el momento exacto de rozarte apenas los pelos de punta y que sientas todo el peso de mi pornografía sobre cada uno de los poros de tu piel. 



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